5.5-5.6. La acción de la gracia y la llamada a la santidad

Dios mediante los sacramentos santifica a los hombres. La gracia de Dios es un don gratuito mediante la cual, Dios culmina su amor por nosotros, los hombres. Ese don gratuito nos llega a nuestra alma gracias a los méritos adquiridos por Jesucristo en su Pasión, Muerte y Resurrección; y, por medio de la acción del Espíritu Santo (el Santificador).

La gracia de Dios nos eleva por encima de nuestras limitadas capacidades humanas y nos permite ver y actuar desde la perspectiva de Dios.

La gracia de Dios es el don más grande que el hombre puede recibir. No obstante, la acción de la gracia no quita la libertad al ser humano: si quiere, puede rechazar esa ayuda de Dios o, si quiere, puede acogerla en su corazón.

Tipos de gracia:

- Gracia santificante: don gratuito de Dios. Culminación del amor de Dios por los hombres.
- Gracia actual: ayuda de Dios en una circunstancia determinada.
- Gracia sacramental: la que otorga cada sacramento.
- Gracia de estado: la que una persona recibe para llevar a cabo sus responsabilidades adquiridas fruto, por ejemplo, del matrimonio.

Si somos capaces de obrar bien, conforme a la voluntad de Dios, y de obtener méritos es, en primer lugar, por la acción del Espíritu Santo, por la gracia de Dios y, después, por nuestra libre correspondencia. En este sentido, se podría afirmar que la vida cristiana consiste en corresponder a la gracia de Dios, en ser dóciles a la acción santificadores del Espíritu Santo. Por ello, se podría afirmar que todos los hombres estamos llamados por Dios para ser santos.

Es aconsejable leer los siguientes artículos:

- Efectos de los sacramentos.
- El Espíritu Santo.pdf