El Islam en la Península Ibérica: Al-Andalus.


En el año 711, los ejércitos musulmanes, formados por bereberes dirigidos por árabes, invadieron la Península Ibérica. Los visigodos, debilitados por las luchas internas, fueron incapaces de detenerlos y, cuando el rey Rodrigo murió en la batalla de Guadalete, sus tropas se dispersaron.

Los ejércitos musulmanes, dirigidos por Tariq y Muza, dominaron la Península en pocos años porque la población no se resistió y los nobles pactaron con los musulmanes para conservar las tierras y el poder. Sólo la zona montañosa de Asturias, donde se refugiaron pequeños grupos cristianos, resistieron a los invasores.

El territorio peninsular pasó a llamarse Al-Andalus y se convirtió en un Emirato dependiente del Califato Omeya, con capital en Córdoba.

Cuando cayeron los Omeyas, vencidos por los Abasíes, el omeya Abd al-Rahman I se estableció en Al-Andalus y se declaró emir independiente. En esta etapa se sucedieron los conflictos sociales y las luchas de poder, pero empezó también un auge económico y cultural.